El yacimiento se encuentra cercano a la explotación del arenero de Ramón Soto donde realizando trabajos de supervisión en áreas cercanas, de forma casual, se identificó un fondo de cabaña. Esta estructura se encontraba en una terraza fluvial, a unos 300 m del Arroyo Culebro, en una zona  húmeda muy apropiada para que fuera ocupada por comunidades ganaderas por la posibilidad de pastos que ofrecía.

El fondo de cabaña era de reducidas dimensiones y estaba colmatado por piedras, huesos y piezas de cerámica completas, siendo esto último algo que no es frecuente en este tipo de depósitos pequeños. La funcionalidad de este «fondo» parece que es diferente a la de otros hallados en el entorno del Manzanares y Culebro, en los que se constató que eran utilizados como basureros, silos, almacenaje, enterramiento, fijación de postes, etc. El hecho de que fuera pequeño y que en él se concentraran varios tipos de materiales hacen pensar que se hizo con una finalidad concreta.

Algunos de los materiales cerámicos que aparecen en el fondo de la estructura están rotos, como si hubieran sido arrojados, mientras que los más superficiales están prácticamente intactos y parece que fueron colocados con cuidado. Parece ser que tanto estos restos como los óseos y líticos fueron depositados en un mismo momento y ello hace pensar que podría tratarse de restos de una comida ritual, quizás de carácter funerario.

En cuanto a su datación, dada la cantidad y cierta similitud con otros fondos de cabaña encontrados en esta zona, se puede considerar que pertenecería a la Edad del Bronce.