Caserío de Perales del Río
Datos del yacimiento
Yacimiento arqueológico
Los trabajos en el yacimiento del Caserío de Perales comenzaron en el año 1990, motivados por una actuación urbanística a la altura del km 4 de la carretera M301. Se llevó a cabo una excavación de urgencia en una superficie de unas 5 ha en la que se documentaron más de 500 hoyos, una vez terminados los trabajos arqueológicos la zona fue urbanizada.
El estudio del material recuperado ha indicado que este lugar fue ocupado durante un largo periodo de tiempo que abarcaría dos fases de la Edad del Bronce, las denominadas Protocogotas y Cogotas I. Estos materiales aparecen concentrados dentro de los hoyos de tal manera que se permiten identificar los correspondientes a cada una de las ocupaciones. La mayoría de los hoyos están colmatados con materiales de desecho, en ellos se encontraron fragmentos de cerámica y metal, piezas de industria lítica, molinos barquiformes y restos óseos humanos y de animales.
Entre los espacios vacíos que separan algunos hoyos se identifican una serie de manchas en las que el terreno había sido rebajado, esto se vincula con estructuras de habitación (cabañas) ya que en las mismas se han encontrado hoyos de pequeño tamaño que se asocian a agujeros de postes. En torno a estas áreas de habitación parece ser que se desarrollaron las actividades relacionadas con la producción de industria lítica y metálica.
La concentración de materiales en cada hoyo ha sido fundamental para determinar, a nivel general, su adscripción cronológica -Protocogotas o Cogotas I-, aunque en alguno de ellos aparecen materiales cerámicos de ambas fases. Se ha observado que los hoyos asignados a Protocogotas son mayoritarios, también que no se da una concentración de los de una u otra época en zonas diferenciadas del yacimiento; más bien hay una superposición de hábitats que se prolonga hasta el Bronce Final. Si bien en algunas zonas se concentran los de una época, en una contigua pueden concentrarse los de la época siguiente y en algunas otras aparecen intercalados hoyos de ambas fases.
También se descubrieron cinco enterramientos de inhumación, cuatro individuales de jóvenes o adultos y uno doble que contenía los restos de dos cuerpos infantiles. Parece que las inhumaciones se realizaron en puntos cercanos a los hábitats. Los materiales cerámicos encontrados en ellos permiten adscribirlos a la fase Protocogotas.
En toda esta zona se produjo una periódica presencia humana que perduraría en función de los recursos que se pudieran obtener del entorno, pasando a ser abandonada cuando éstos menguaron para ocuparse de nuevo al cabo de cierto tiempo, esto viene a corroborarlo la inexistencia de sólidas estructuras constructivas.
El asentamiento se ubicaba en una llanura de inundación muy próxima al río y en la que debió favorecerse el cultivo de regadío, sobre todo herbáceo y leguminosas, como se ha comprobado al estudiar el polen obtenido. Por lo contrario, la escasa representación de muestras de especies arbóreas y arbustivas parece indicar que el medio natural fue modificado eliminando esta vegetación de ribera para sustituirla por grandes zonas de cultivo asociado a las actividades humanas.
Material recuperado
Industria lítica
Se han identificado restos pertenecientes a cada una de las dos épocas:
- Protocogotas. En los hoyos pertenecientes a esta etapa no se han encontrado nódulos de sílex a partir de los cuales se hubieran podido obtener los materiales encontrados, de esto parece deducirse que la obtención de la materia prima se produciría en el entorno de la Marañosa, ya que es un lugar de captación que está relativamente cercano al hábitat, también se ha comprobado que las calidades del sílex y ópalo de los restos encontrados en el yacimiento son similares a los que se encuentran en esa zona.
Entre el material recuperado encontramos útiles realizados sobre láminas: dientes de hoz, cuchillos, perforadores, muescas retocadas, denticulados, puntas de flecha y hojas bifaciales. En varias de las fosas se encontraron fragmentos de molino de granito. A esta etapa también pertenece un molde de piedra arenisca empleado para fundir varillas de metal. - Cogotas I. Lo encontrado perteneciente a esta fase se diferencia de la anterior en un empobrecimiento de la variedad tipológica. La captación de la materia prima es menos selectiva, ahora se recolecta en el entorno más inmediato, produciéndose una selección sobre los materiales de arrastre fluvial del Manzanares, llegando en algunas ocasiones a utilizar elementos tallados probablemente paleolíticos, objeto de arrastre y rodamiento. En líneas generales podría entenderse la existencia de un cierto declive de la especialización técnica debido a que ahora se tienen otros objetivos funcionales y a la llegada de nuevos tipos metálicos, el material lítico queda reservado para actividades más sencillas y elementales como la hoz, desarrollándose la talla ahora en un entorno doméstico.
Perteneciente a esta etapa se recuperaron 3985 restos piezas líticas, 7 dientes de hoz, varias hachas pulimentadas y molinos barquiformes, muchos de ellos completos.
A nivel general, común a ambas etapas, hay un incremento en los elementos de dientes de hoz, de su estudio se ha concluido que fueron utilizados para la siega de tallos vegetales blandos, aunque la aparición de algunos desconchados podría indicar que fueron utilizados para cortar tallos más duros como juncos
También se ha observado un proceso de tratamiento térmico lo que indica la especialización en el tratamiento de la talla
Industria cerámica
Tanto los hoyos atribuidos a la fase Protocogotas como los pertenecientes a Cogotas I siguen las formas y motivos ornamentales característicos de estos periodos.
Los restos de cerámicas pertenecientes a Protocogotas que presentan decoración ésta es muy simple: zigzags, espiguillas, puntillados, círculos impresos y líneas discontinuas. Las vasijas presentan formas troncocónicas, siendo sus paredes de gran grosor.
La cerámica Cogotas I, de la que se han recuperado 4831 fragmentos, tiene también formas troncocónicas, siendo los tipos decorativos más habituales la línea cosida (bandas, ondas, círculos concéntricos), el boquique (bandas, girnaldas) y la excisión (triángulos formando dientes de lobo y ajedrezados). También se han encontrado otros fragmentos con motivos más sencillos.
Industria metálica
En hoyos, que podrían ser basureros, se han encontrado restos de industria metálica que han podido ser datados gracias a las características de los otros materiales con los que se encontraban.
Protocogotas:
- Fragmentos de metal que se relacionan con restos de función
- Laminillas de bronce
- Fragmento de bronce que podría tratarse de un lingote o punzón
- Punta de flecha en cobre
- Dos punzones o leznas en aleación de bronce
- Puñal-cuchillo en bronce
Cogotas:
- Dos punzones o varillas en bronce
- Un alfiler en bronce
- Una anilla o arete de bronce
Restos faunísticos
Se recuperaron 2874 restos pertenecientes a Cogotas I, de Protocogotas no hemos encontrado información. Predominan sobre todo los de fauna doméstica. Algunos aparecieron en hoyos cercanos a otros que contenían restos humanos, se interpretan como restos de un posible banquete ritual o acopio de comida para el sustento del difunto. Otros sin embargo parece ser que fueron introducidos de forma fortuita, junto con la tierra que se utilizó para sellar la fosa.
Restos humanos
Como se ha indicado, se descubrieron cinco hoyos (fondos) que contenían restos de enterramientos, éstos tienen similitudes con otros pertenecientes a la fase Protocogotas en aspectos como la inhumación, la colocación de los cadáveres en posición fetal y su depósito en fosas abiertas directamente en el subsuelo.
Los hoyos en los que aparecieron restos humanos fueron los siguientes:
Fondo 30 varón de 20-25 años y Fondo 21 mujer de 30-35 años. En estos hoyos se abrieron unas pequeñas covachas en uno de los laterales de su parte inferior, en ellas se depositaron los cuerpos.
Fondo 20 varón de 20-25 años. Se recuperaron los restos desarticulados de un varón, no pudiendo distinguirse si este hecho se produjo previo a la inhumación o por lo contrario se trata de un enterramiento secundario. El hecho de que junto a estos restos apareciesen, tanto debajo como encima, otros de vasijas con un diámetro de boca de 50 cm podría indicar que se utilizaron como receptáculo para albergar los restos humanos.
Fondo 23, contenía los restos de dos niños, uno de 9 años y otro de 4-5 años, a sus pies la mitad delantera de un cánido. En comparación con otros enterramientos de niños, resulta excepcional que en este caso no haya ningún cuerpo de adulto que los acompañe pues es común que en enterramientos de niños nos encontremos con algún cuerpo de persona adulta.
Fondo 11, mujer de 30-42 años. Como dato relevante, en este hoyo se encontró una gran acumulación de piedras tanto en su interior como en la superficie de la fosa.
Del Fondo 35 se recuperó la mandíbula de un varón de 18-24 años junto a restos de cerámica atribuibles a la fase Cogotas I.
Común a todos estos enterramientos es la aparición de bloques de granito que pueden proceder de molinos que ya no se utilizaban, «pensamos que debe tener un especial significado, quizás relacionado con la agricultura cerealista» (Blasco et alii, 1991).
A destacar también que para tratarse de un hábitat tan extenso, el número de enterramientos parece escaso, esto lleva a deducir que la práctica de la inhumación no estaba generalizada o que se llevaba a cabo en una zona que no se ha identificado. Se podría pensar que las inhumaciones halladas fueran de personas relevantes y por eso se llevaron a cabo dentro del hábitat, sin embargo no se ha encontrado ajuar que pudiese afianzar esta hipótesis.
Bibliografía y fuentes consultadas
- Blasco Bosqued, Concepción; Sánchez-Capilla Arroyo, María Luz y Calle Pardo, Juana (1991). Enterramientos del horizonte protocogotas en el valle del Manzanares. Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid (CuPAUAM), ISSN 0211-1608, Nº 18, 1991, págs. 55-112
- Blasco Bosqued, Concepción; Sánchez-Capilla Arroyo, María Luz y Calle Pardo, Juana (1995). Fecha de C14 de la fase Protocogotas I del yacimiento del Caserío de Perales del Río. Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid (CuPAUAM), ISSN 0211-1608, Nº 22, 1995, págs. 83-100
- Carrión Santafe, Elena; Baena Preysler, Javier; Iniesta Ayerra, Javier y Blasco Bosqued, Concepción (2004). Aproximación a las diferencias técnicas, tipológicas y de explotación de la industria lítica entre los Horizontes Protocogotas y Cogotas I, a través de los datos del Caserío de Perales del Río (Getafe, Madrid). La Edad del Bronce en tierras valencianas y zonas limítrofes / coord. por Mauro S. Hernández Pérez, Laura Hernández Alcaraz, 2004, ISBN 84-7784-440-2, págs. 603-612
- Iniesta Ayerra, Javier (2003). Reflexiones sobre el hábitat en Cogotas I: una cabaña procedente del Caserío de Perales. Boletín de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología, ISSN 0210-4741, Nº. 43, 2003-2004 (Ejemplar dedicado a: Homenaje a D. Gonzalo Muñoz Carballo), págs. 197-212
- Iniesta Ayerra, Javier (2004). Materiales Cogotas I procedentes del Caserío de Perales. Tesis doctoral dirigida por Concepción Blasco. Universidad Autónoma de Madrid (2004)
- Montero Gutiérrez, Juan (2011). Manifestaciones rituales e ideología durante la Edad del Bronce en el interior peninsular: la dimensión social de las prácticas funerarias de Cogotas. Tesis Doctoral dirigida por Miguel Ángel Arnáiz Alonso. Universidad de Burgos. Departamento de Ciencias Históricas y Geografía. http://hdl.handle.net/10259/173





