Reseña histórica de la prehistoria madrileña

«tanto las terrazas del Jarama, como del Tajo y, sobre todo, del Manzanares han servido de asentamiento a muchos yacimientos que en el caso del último de los ríos citados constituye probablemente la mayor concentración de lugares paleolíticos de toda Europa Occidental y sin duda la más interesante de la Península Ibérica».

(Fernández Miranda, 1979)

Antecedentes históricos

En el año 1862, con motivo de una visita que hicieron Edouard de Verneuil, Louis Lartet y el geólogo español Casiano del Prado a una cantera cercana a la ermita de San Isidro (Madrid), se dieron a conocer restos encontrados de fauna pleistocena e industria paleolítica, este hecho constituyó el comienzo de la investigación del Paleolítico en España, si bien es cierto que años antes ya había habido algunos trabajos que citaban la existencia de fósiles y útiles tallados.

En los primeros años del siglo XX, nuevos estudios sobre la prehistoria madrileña vieron la luz gracias a las publicaciones de los trabajos de campo e investigaciones llevadas a cabo por Hugo Obermaier, Paul Wernert y José Pérez de Barradas, entre otros.

La actividad de Barradas se dirigió sobre todo a impulsar la creación de las primeras instituciones arqueológicas municipales, creando en 1930 el Museo Prehistórico Municipal. Intervino también en la ordenación de las colecciones sobre el paleolítico madrileño, revisando los yacimientos, estudiando los areneros y confeccionando el “Mapa Prehistórico de la Provincia de Madrid”, para ello el Ayuntamiento de Madrid envió en 1925 a las personas relevantes de cada municipio el cuaderno “Prehistoria (Cartilla de divulgación)”, en él se incluía un cuestionario en el que se solicitaba se dieran noticias sobre si “…han aparecido objetos prehistóricos, describirlos lo más extensamente posible…”. Este documento podría ser el antecedente de lo que años después serían las Cartas Arqueológicas.

La creación en 1953 del Instituto Arqueológico Madrileño, con sede en el palacio de la Quinta de la Fuente del Berro “tenía como objetivo retomar el concepto de intervención arqueológica vinculada a la ordenación del territorio y al planeamiento urbanístico en su ciclo completo: prospección, vigilancia de las explotaciones de áridos, salvamento de restos, realización de excavaciones arqueológicas, restauración, exhibición y publicación científica de los hallazgos” (AA.VV.,2017) . Sin embargo la falta de medios materiales y humanos hizo que en 1968 cerrara al público el Museo adscrito al Instituto, continuando únicamente la tarea de supervisión de areneros y recuperación de materiales.

Como veremos en la descripción de algunos de los yacimientos de Getafe, la labor que desarrollaron los obreros de la Brigada Arqueológica perteneciente al Instituto, fue fundamental; a pesar de su escasa formación en la materia, gracias a ellos pudieron recuperarse una gran cantidad de objetos, como es el caso de Manuel Arenas Verjano, vecino de Perales del Río quien formó parte durante muchos años de dicha Brigada.

Durante la segunda mitad de los años 1970 e inicios de 1980 el Instituto continuó llevando a cabo campañas arqueológicas, algunas de ellas en Getafe: necrópolis hispano-visigoda de El Jardinillo, Fábrica de Ladrillos y el poblado visigodo de Perales del Río.

A pesar de la intervención del Instituto Arqueológico, era una constante preocupación de todos los investigadores sobre la prehistoria madrileña la progresiva destrucción de los yacimientos, ya sea por la expansión urbana o por la continua extracción de arenas y gravas en las terrazas del Manzanares.

Extracción de áridos
Extracción de áridos

Esta preocupación tuvo eco en algunas instituciones, así se refleja en informes encargados por el Ayuntamiento de Getafe durante la década de 1980 en los que se describe la desalentadora situación en la que se encontraban las terrazas del Manzanares, ocupadas en gran parte por edificaciones y explotaciones incontroladas que una vez abandonadas dejaban grandes huecos en el territorio que en la mayoría de los casos eran utilizados como vertederos. En estos informes se proponía encontrar un punto de equilibrio entre la conservación de la riqueza arqueológica y la regulación de las extracciones de áridos; actividad que por otra parte era necesaria para el desarrollo de la construcción y las obras públicas.

Siendo la protección del patrimonio arqueológico el gran eje vertebrador de todas las propuestas, éstas se concretaban en controlar desde la Administración las actividades extractivas, acabar con los vertidos incontrolados regulando cómo deberían rellenarse los huecos dejados tras las extracciones, detener la degradación del paisaje e iniciar su recuperación en coordinación con la Comunidad de Madrid, rehabilitando este espacio para el uso y esparcimiento de los habitantes de Getafe.

La necesidad de conservar el patrimonio arqueológico y natural entorno a los ríos Manzanares, Jarama y Henares cada vez va adquiriendo mayor importancia entre los municipios a los que afecta. El Ayuntamiento de Getafe, en su sesión de Pleno de 31 de julio de 1989 acordó iniciar los trámites para la declaración del Parque Regional de Perales. Esta iniciativa local se materializó en la declaración por parte de la Comunidad de Madrid, el 29 de diciembre de 1989, como bien de interés cultural con categoría de zona arqueológica las “Terrazas del Manzanares” en el término municipal de Getafe, al tener constancia del gran número de yacimientos y hallazgos arqueológicos que se venían produciendo desde cinco años atrás.

En 1994 nos encontraremos con una realidad más amplia como fue la Ley 6/1994 sobre el Parque Regional en torno a los ejes de los cursos bajos de los ríos Manzanares y Jarama, cuyos objetivos serían la protección, conservación y mejora de los recursos naturales en una extensa zona que abarca unos 300 kilómetros cuadrados entre los que se encuentra Getafe.

 

Los nuevos museos

Como se ha comentado, fue el Ayuntamiento de Madrid el encargado de recoger todo el material arqueológico y paleontológico encontrado y depositarlo en el Museo del Instituto Arqueológico Madrileño, éste pasó a formar parte del Museo Municipal en 1972 quedando unificados los fondos arqueológicos de ambos Museos.

A partir de 1985 la Comunidad de Madrid asume las competencias en materia arqueológica, este hecho dará como resultado la inauguración en 1999 del Museo Arqueológico Regional en Alcalá de Henares con “el fin de conservar, investigar y difundir el patrimonio arqueológico de la Región. Este museo es el encargado de custodiar todo el material procedente de las excavaciones arqueológicas realizadas en la Comunidad de Madrid” (https://www.comunidad.madrid/centros/museo-arqueologico-paleontologico-comunidad-madrid).

Seguidamente en el año 2000 se abre al público el Museo de San Isidro al que se llevará el patrimonio arqueológico y paleontológico que, en unas condiciones inadecuadas, se almacenaba en el palacete de la Fuente del Berro, creándose “con el propósito de albergar, conservar, exponer y potenciar todo este rico patrimonio arqueológico y paleontológico madrileño reunido durante más de un siglo de actividad.” (AA.VV., 2017).

Todo este relato de hechos y acontecimientos tiene por objeto reflejar las circunstancias que dieron como resultado que en la actualidad contemos en la Comunidad de Madrid con dos instituciones en las se difunde su patrimonio arqueológico y paleontológico – sin olvidar los fondos que se encuentran en el Museo Arqueológico Nacional -, queriendo de alguna manera reivindicar que sin embargo Getafe ha sido el gran olvidado en todo este proceso, siendo el origen de gran parte del material encontrado en las excavaciones arqueológicas. En este punto hay que mencionar la moción presentada al Ayuntamiento Pleno de 5 de octubre de 1989, en la que el concejal de Urbanismo “Alude a los yacimientos arqueológicos existentes en la zona [refiriéndose a Perales del Río] y a la coparticipación del Ayuntamiento de Getafe en su investigación. Considera indispensable el buscar medidas de financiación para que esos yacimientos se queden en Getafe, así como los hallazgos que se realicen”, con el objeto de “llegar al establecimiento de un museo municipal”, estudiándose asimismo la posibilidad de crear una sección arqueológica municipal.

Lamentablemente todo quedó en una declaración de intenciones ya que en la actualidad nuestro patrimonio se encuentra distribuido entre el Museo de San Isidro (Orígenes de Madrid), el Arqueológico Regional de Alcalá de Henares y el Arqueológico Nacional de Madrid.

Ahora nuestra gran esperanza estaría puesta en la materialización de la solicitud que el Ayuntamiento Pleno del día 28 de diciembre de 2021 hizo a la Comunidad de Madrid en la que se la insta a destinar el “1% Cultural” a restaurar y rehabilitar la iglesia Santos Niños Justo y Pastor, situada en el barrio de Perales del Río, con el fin de destinarla a Centro de interpretación histórica.

Bibliografía y fuentes consultadas

  • AA.VV. (2002). Bifaces y elefantes: La investigación del Paleolítico Inferior en Madrid (Zona Arqueológica nº 1). Museo Arqueológico Regional, 2002.
  • AA.VV. (2008). Madrid, de la Prehistoria a la Comunidad Autónoma. Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, 2008.
  • AA.VV. (2017). El Museo de San Isidro un siglo de arqueología en Madrid. Boletín del Museo Arqueológico Nacional, ISSN 2341-3409, Nº Extra 35, 2017 (Ejemplar dedicado a: 150 años de museos arqueológicos en España), págs. 1780-1787
  • Fernández Miranda, M. (1979): “La Arqueología en la Provincia de Madrid”. I Jornadas de Estudios sobre la Provincia de Madrid (Madrid, 1979): 23-27. Diputación Provincial de Madrid.