Entorno a la Torrecilla de Iván Crispín (La Torrecilla) hubo una intensiva extracción de áridos, ésta dio lugar a la recuperación de una gran cantidad de restos arqueológicos que abarcan desde el Paleolítico hasta la época medieval. Las publicaciones consultadas permiten identificar varias áreas de hallazgos a las que hemos denominado La Torrecilla I, II, III y IV; sin embargo cuando consultamos la bibliografía o vemos las piezas expuestas en los museos, éstas siempre referencian a «La Torrecilla» como origen común a todas ellas. Todos los materiales encontrados en esta zona presentan grandes similitudes, y dado que aparecieron a poca distancia unos de otros es lógico asignarles ese nombre como lugar de los yacimientos. Aunque nos ha supuesto mayor esfuerzo, hemos querido conveniente tratar de identificar el lugar exacto de recuperación de cada una de las piezas y publicar una página diferente para cada una de las intervenciones que se realizaron durante las distintas campañas de excavaciones. En los mapas se puede observar el lugar exacto del yacimiento de La Torrecilla IV y de los otros que en su conjunto definen el área de «La Torrecilla». La Torrecilla IV estaba situado en la margen izquierda del km 8,900 de la antigua carretera M301, conocida también como carretera a San Martín de la Vega, fue descubierto de forma fortuita al aflorar dos recipientes cerámicos en el corte de un arenero que ya no estaba en explotación. Los trabajos arqueológicos detectaron la presencia de dos «fondos de cabaña» unidos:

• En la parte inferior del primer fondo se hallaron dos recipientes cerámicos completos cuidadosamente colocados con la boca hacia abajo, uno sobre otro; el recipiente más pequeño, se encontraba en la parte más inferior y tenía restos óseos. Dispersos en la bolsada se hallaron más restos óseos y material cerámico de pequeñas dimensiones.
• En la zona más superficial del segundo fondo se encontraron fragmentos de terra sigilllata junto a los restos de un posible hogar, también fueron recuperados tejas y fragmentos de pasta vítrea. Debajo de este suelo de ocupación romana se encontraban una serie de restos cerámicos y óseos que se adscriben cronológicamente con los encontrados en el hoyo contiguo.

Se ha planteado la funcionalidad de estos dos hoyos, llegando a la conclusión de que no parece que deban interpretarse como simples basureros o silos, los autores de la publicación consideran que su finalidad debe estar relacionada con algún tipo de ritual de ofrendas de animales. A una distancia de un km encontramos el yacimiento de la Torrecilla III, en él volvemos a encontrar recipientes colocados con la boca hacia abajo. Más alejado, contiguo al cauce del Arroyo del Culebro, en el lugar donde estuvieron los Laboratorios IVEN, se descubrió otro «fondo» donde también aparecieron recipientes y restos cuidadosamente depositados. Este tipo de yacimiento responde a algo habitual en la Edad del Bronce, donde se constata el incremento de ofrendas de animales que parece que tienen una finalidad simbólica; quizás «puede deberse al auge de la ganadería y a la mayor intervención de algunos animales como bóvidos, équidos y perros en tareas pastoriles y agrícolas, como colaboradores del hombre» (Blasco et alii, 1984).